martes, octubre 17, 2006

El poema se escribe solo,
a cada instante, casi imperceptible.
A veces, las miradas se rehusan a encontrarse,
pero hemos firmado un trato silencioso, prohibido.
No me conoces.
Pero tus ojos me son tan familiares, de algún tiempo ya vivido.
Los corazones han dejado de marchitarse,
la sangre vuelve a correr, renovada, nueva de ti y de mi.
Eres presente que alivia la sed,
entre suspiros y cantos nuevos,
quiero tomarte, beberte,
así sin métrica, sin rima, sin pudor,
como en mis sueños, donde estas...siempre.